La Alcazaba de Málaga es uno de los restos más impresionantes y destacados de la arquitectura y el arte islámicos que pueden encontrarse en España en la actualidad. Aunque a menudo alberga exposiciones en su interior, el exterior de la fortificación palaciega y sus jardines bien merecen una visita. Ampliamente restaurada desde su creación entre 1057 y 1063, la fortaleza ofrece un diseño único con arcos de herradura tradicionales, senderos llenos de árboles frutales, fuentes en funcionamiento y una rica historia que no querrás perderte.

Lo primero que se encuentra el visitante al llegar a la Alcazaba es un espacio conocido como las Fortificaciones de Ingreso, repleto de elementos defensivos y giros de 180º. Tras atravesar la Torre Albarrana, la Puerta de Acceso, la Torre de la Bóveda Vaída, el Túnel de la Alcazaba, la Puerta de las Columnas y la Torre de Cristo, se accede al Recinto Inferior.

El Recinto Inferior es el área intermedia antes de llegar a la zona palaciega. Aquí se encuentra el Patio de Armas, un hermoso jardín hispano-musulmán ricamente ornamentado y con unas vistas inmejorables a la bahía de Málaga. Otro punto de interés histórico es la Coracha, el camino protegido que comunicaba la Alcazaba con el Castillo de Gibralfaro.

Por último, el Recinto Superior acoge el palacio, es decir, los antiguos aposentos de reyes y gobernadores. La zona está custodiada por numerosas torres, entre las que destaca la Torre del Homenaje. Los visitantes pueden deleitarse recorriendo el Palacio de Taifa y el Palacio Nazarí, así como los hermosos jardines y los restos de un barrio de viviendas del siglo XI.

Muchas visitas a la Alcazaba incluyen una parada en el Teatro Romano, situado en la ladera del recinto palaciego. El teatro, que data de la época de Augusto, consta de 3 partes: el graderío, el escenario y el espacio semicircular entre ambos.

La Alcazaba de Málaga abre todos los días, de 9:00 a 20:00 durante los meses de verano, y de 9:00 a 18:00 en invierno.